Fractal Web Admin

Transparente

07 de septiembre de 2007

Su timidez era a prueba de todo. Nunca fue capaz de siquiera cruzar una mirada con su bonita vecina de toda la vida. Nadie lo conocía. Mañana podría morir y ni la planta que habitaba en su casa lo llegaría a echar de menos (era una mata de sábila).

Fue así como tomó la firme resolución de volverse invisible.

No se lo dijo a nadie, al cabo que no tenía a nadie a quien decírselo. Y no fue para nada difícil, o ¿qué tan complicado sería borrar un rostro que ni el espejo conocía? Luego siguió con sus manos y pies, para no volver a dejar nunca más su huella en nada. El resto fue más fácil aun.

Ahora camina entre nosotros, pero no como una triste alma en pena. No. Camina orgulloso, sacando pecho, feliz de ser el primer hombre invisible de su barrio.

Manuel Herrera López
Powered By Fractal Web Admin CMS