Fractal Web Admin

Espera

05 de agosto de 1999

Divagando en mis pensamientos veo como aquel ser expone sus curiosas ideas tan ilógicas como ilusas o tal vez insulsas, invisibles a mi razón. Los símbolos empleados son motivo de orgullo para su orgullo, pero para mi no dejan de ser más mediocres que mi propio intelecto. Inmerso en sus conceptos intenta insertar en mi memoria incongruentes palabras de lógica difusa, inertes, inmorales. Continúa con su discurso, oda a la irrealidad, flácido intento por convencerme de algo que ni siquiera entiendo, en su senil sentir verdad absoluta, en mi infante querer locura pueril.

Me dejo llevar por su aroma, caricia para mi nariz; tan volátil como vigorosa. Aquella esencia que irradia su cuerpo me transporta al dulce mundo de su cuello, anhelando captar con mi olfato su delicado perfume que todo engalana, que siempre la ilumina, que pleno me enardece.

Sin dar un paso atrás, continúa con su pletórica exposición. Cruel y despiadado no cede ante el abucheo de la turba, la encara, se ríe y prosigue con su dictamen, incesante, infinito, imposible. Ese personaje de impecable pero aburrido vestir nunca ha conocido la derrota, siempre invicto no acepta una falta, ni siquiera un mínimo error. Su vida ha de ser tan recta como llena de estupor. Y ahí está, sigue con sus estúpidas palabras de aliento desmedido.

Pero yo, negado para la literatura, sigo viendote, olfateándote, tocándote, amándote en mi diario sueño de tres horas mientras escribo curiosos textos de mediocre ejecución hasta que den las once de la mañana y pueda salir expelido en tu búsqueda, para poder verte, olerte, tocarte y amarte en vivo y en directo.

Manuel Herrera López
Powered By Fractal Web Admin CMS