Este en un texto plano, liso, frío y aburrido. Un texto monótono, yerto e inerme, uno de esos textos fatigantes, sin sobresaltos, carente de imaginación, falto de creación, nada interesante y completamente descolorido. Es un texto llano, árido, estéril e infértil, casi muerto, sin fuerza, sin ganas, sin vida, extenuado luego de milenios de observación por parte de una infinita turba de lectores que lentamente y ávidos de renglones absorbieron casi por completo esa incomprensible alma de texto. Este texto agotado y derruido, desgastado y oxidado, con olor a formol en sus palabras luego de una larga temporada en estado de coma y con un párrafo en la tumba, aun rezonga por un descuidado y quizá algo dilatado ojo que se incruste en sus líneas en busca de lo inexistente aquí, ni una sola pizca de riqueza gramatical, ni siquiera un simple apóstrofo que valga la pena publicar, denigrante manojo de letras que yace en el fondo del abismo del olvido, aquel que acabó por completo con mi vida de autor.