Ven, corre conmigo, que en este instante me siento tan volátil como el humo de mi cigarrillo.
Al avanzar unos pasos hacia ella sus átomos se esparcieron por todo el universo.
Años atrás, Isis, con doctorados en física nuclear y del estado sólido, logró comprender total y absolutamente el comportamiento y estructura intrínseca de la materia. Se encerró durante meses para plasmar en el papel todos sus conocimientos. Luego de tan extenúante labor, salió directamente hacia donde su más cercano colega y amigo para darle a conocer el manuscrito; a eso de las 10:30 p.m. tocó su puerta y Thäis salió y al abrazarla su cuerpo perdió forma y al final se desmoronó como un muñeco de arena. De esta forma Dios castigó a Isis por llegar a conocer su más profundo secreto.
Con su mirada de macho conquistador trató de intimidarla, como no obtuvo respuesta la lanzó un vaporoso argumento. Ella le respondió:
Ven, corre conmigo, que en este instante me siento tan volátil como el humo de mi cigarrillo.
Al avanzar unos pasos hacia ella sus átomos se esparcieron por todo el Universos.